¿Por qué el spot de TyC Sports estigmatiza?

A raíz de la polémica por el spot lanzado por TyC Sports, desde Fundación Huésped queremos aclarar cuáles son los aspectos que nos parecen problemáticos y estigmatizantes del comercial.

La publicidad comienza reconociendo que en Rusia no se admiten las manifestaciones de amor entre hombres. Una observación que no es desacertada, pero que tampoco resulta precisa. En Rusia la población LGBT es perseguida y criminalizada. De hecho, en Chechenia las personas gay son privadas de su libertad y torturadas.

El spot sigue. “Venimos de un lugar donde es común ver llorar a un hombre por otro hombre”. Y claro, es común porque llorar es común a todas las personas. Por eso resulta inapropiado. Porque, al aclararlo, supone que “los hombres no lloran”. A partir de ahí, comienza la enumeración de supuestas formas de sexualidad entre hombres: arrodillarse frente a otros, revolcarse en el pasto, “romperse todo por otros hombres”, acompañadas de imágenes que lejos están de representar la multiplicidad de posibilidades de demostración de afecto que puede tener un hombre hacia otro hombre y no hacen más que reproducir estereotipos. Porque los hombres también se abrazan, se acarician, se besan, se dan la mano, se casan, forman familias. Los hombres que eligen amar a otros hombres no sólo se “rompen todo por otros hombres”.

Llegamos al final y el comercial concluye: “Señor Putín, si para usted el amor entre hombres es una enfermedad, nosotros estamos muy enfermos. ¿Y sabe qué? Es contagioso” .Lo que debía ser un chiste, no lo fue. Que hoy tengamos la capacidad de comprender que las orientaciones sexuales corresponden a los deseos de cada persona y no a trastornos psicológicos, enfermedades o amoralidades es una de las principales conquistas de la comunidad LGBT. Retomar viejos conceptos, olvidados y refutados, pone en peligro tantos años de lucha.

Por último, como espectadores, pensemos sobre lo siguiente: si vimos este spot y no lo cuestionamos, quizás sea porque nunca nos mostraron algo diferente. También es nuestro derecho reclamar por un contenido que nos represente y no refuerce estereotipos de género que limitan los modos de sentir y actuar de todas las personas. De los errores, voluntarios o involuntarios, se aprende. Aprendamos y entendamos que con las palabras y las imágenes construimos realidad. Seamos conscientes de qué realidad queremos construir.

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