Nos visitó Amaranta Gómez Regalado

 

En Fundación Huésped recibimos con cariño a cada uno que nos visita. Venga de lejos, o venga seguido, siempre nos alegra poder compartir una charla o un almuerzo con aquellos que nos acompañan en el camino. La visita de Amaranta Gómez Regalado, no solo nos llenó de alegría, sino que también nos llenó de inspiración y orgullo.

Para los que no la conocen, nos resulta difícil presentarla en una sola palabra. Es Antropóloga Social, indígena zapoteca y muxe[1], pero sobre todo una incansable luchadora por el derecho a la igualdad.

A continuación, para quienes quieran saber más de ella, les dejamos una breve entrevista para que puedan acercarse al mundo de Amaranta.

Amaranta en FH

 

¿Qué es lo que te movilizó para empezar a trabajar por la comunidad muxe?

La muerte de un familiar relacionada al VIH. Eso modificó muchas situaciones, los discursos y la forma de percibir la problemática. Dentro de mi propia familia, se vivió con poca información, con poco acceso al medicamento, en ese momento solo había AZT y era complicado y caro conseguirlo. Cuando mi familiar fallece, eso me re-configura y al poco tiempo acudo a una charla donde solo se hablaba de mujeres, hombres y niños. Ahí pregunté sobre la comunidad muxe: dónde había quedado. En ese momento me tomaron la palabra y me dijeron que me involucrara. Y así empecé por ese camino a involucrar también a la comunidad muxe.

¿Qué diferencias notas entre el trato que reciben las muxes en tu pueblo y las mujeres trans en el resto de América Latina?

En el caso de todas las personas trans hay una similitud en términos del contexto de marginalidad en el que se vive. La diferencia en la comunidad zapoteca, es que el proceso de aceptación del nuevo género, es un proceso colectivo. No se vive como un asunto de angustia individual en donde mamá y papá discuten si hay que llevar al hijo al psicólogo. Sino que en la comunidad zapoteca, existen mecanismos sociales y culturales que ayudan a que, si bien es un tema delicado, pueda ser mitigado de otra manera, lo que no ocurre en contextos citadinos, donde se vuelve una discusión privada. En zapoteco, intervienen papá, mamá vecino, comadre, compadre, hay una legitimidad, es un proceso histórico que es parte de la cultura y no le es ajeno.

¿Que nos hace falta para alcanzar una sociedad más justa con la población trans?

En este país terminaron de ser un modelo a nivel mundial en los últimos 10 años, en cuanto a las legislaciones avanzadas que tienen. Creo que se puede tener una buena legislación, pero hay un vacío enorme entre la legislación y el ejercicio de la práctica y la aplicabilidad de eso, para que sea una realidad el que no seas llamada maricón o puto en la calle.  El chip cultural, está en la cabeza, no cambia automáticamente porque tenes una buena ley. Entonces hay que construir un puente ideológico, político y de accionar entre la legislación  y el cambio cultural.

 

[1] En la comunidad zapoteca, se llama les llama muxes a las personas nacidas con sexo masculino que asumen roles femeninos en cualquiera de los ámbitos social, sexual y/o personal. Es otro género aceptado, además del masculino y femenino.

 

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